Cómo abordar las traducciones urgentes (sin morir en el intento).
«Las traducciones urgentes se caracterizan por tener un plazo de entrega menor del que se requeriría normalmente para traducir el mismo número de palabras. Requieren una gestión particular para poder asegurar la entrega del documento en el plazo establecido. Dependiendo del tipo de documento, es probable que haga falta más de un traductor y que la revisión sea más rápida».
Desde que entré en la universidad son innumerables las veces que he escuchado a mis profesores decir que el cliente siempre quiere la traducción para ayer. Es curioso porque al principio cuesta creer que alguien pueda querer algo para ayer. Pero la verdad es que ocurre constantemente, y no solo en el mundo de la traducción. Clientes que llaman o vienen a la oficina a los que les corre mucha prisa tener sus documentos traducidos. Podemos pensar que los necesitan en un par de días o incluso para mañana. Pero lo cierto es que la necesitan para ya.
Es probable que tu gestor (o gestora) de proyectos te diga algo parecido a esto:
¡Deja todo lo que estés haciendo, tenemos que colar esta traducción!
Así que de un momento a otro, dejas de hacer todo lo que estabas haciendo para sumergirte en el nuevo proyecto tan urgente que tienes que tener listo en, digamos, media hora. Pues bien, ¿qué pasos debemos seguir para poder abordar una traducción de este estilo sin morir en el intento?
Como suele decirse, el tiempo es oro, así que hay que aprovechar y sacarle partido a todos los recursos que tengamos al alcance. Si tenemos un poco de suerte, nos puede tocar una traducción muy parecida a otra que ya habíamos hecho anteriormente y probablemente no debamos preocuparnos por la maquetación y el formato.
La documentación es una de las fases más importantes en el proceso de traducción porque todo depende del contexto. Si tenemos conocimientos previos sobre el tipo de texto que tenemos que traducir o un gran bagaje jurídico, sin duda, ahorraremos bastante tiempo. Normalmente el traductor primero traduce y luego revisa. Y en un mundo ideal deja dormir la traducción un día o dos para luego volver a revisarla. Pero no tenemos tanto tiempo como nos gustaría, así que con este tipo de encargos tenemos que traducir y revisar al mismo tiempo. En CBLingua todas nuestras traducciones pasan por manos de un revisor que se asegura de que todos los datos están en su sitio y de que no nos hemos comido nada de información con las prisas. Tan pronto como esté revisada, se imprime y, finalmente, se entrega al cliente.