Según un estudio realizado por los investigadores de la Universitat Pompeu Fabra y publicado en la revista Topics in Cognitive Science, por lo general, mentimos menos cuando hablamos en otra lengua que no es nuestra lengua materna.
¿Por qué mentimos menos cuando hablamos en otra lengua?
Cuando hablamos en nuestra lengua nativa, lo hacemos de manera intuitiva y casi automática. Sin dar demasiada importancia a lo que decimos. No nos cuesta ningún trabajo y estamos acostumbrados a hacerlo desde que nacemos. Para que te imagines la sensación piensa en este ejemplo. Seguro que te ha pasado más de una vez que te han hecho una pregunta, y tú, que estabas en la Luna de Valencia no te has enterado de nada.Para disimular y escurrir el bulto has respondido con un rotundo y firme «sí».
Pues ahora imagina la misma situación con un cliente que viene de Pekín con el que tienes que comunicarte en inglés. O con ese amigo checo que hiciste durante tu Erasmus en Italia. En primer lugar, no prestar atención a alguien cuando te está hablando es de muy mala educación. Segundo, ¡imagina cuántos malentendidos se pueden dar si respondes sin pensar! Puede que en tu idioma pudieras solucionar la confusión con un par de disculpas. Pero en inglés tal vez no tuvieras la misma destreza y la misma suerte.
Vale que la del ejemplo anterior sea solo una «mentirijilla», pero el proceso que sigue nuestro cerebro es muy similar. ¿Y en una entrevista de trabajo? Según los resultados de la investigación, es mucho más probable que decidas mentir si tienes que responder en español que si lo tienes que hacer en inglés.
Nuestro cerebro es perfectamente consciente de nuestras limitaciones. Por eso, antes de hablar en un idioma en el cual no tenemos un dominio total, necesitamos más tiempo para pensar qué queremos comunicar y cómo queremos hacerlo. Según ha demostrado un experimento, en este intervalo de tiempo en el que medimos nuestras palabras parece ser que mentimos menos cuando hablamos en otra lengua. Al medir las palabras la tentación de mentir se hace menor. Como resultado, tendemos a ser mucho más honestos.
¿En qué ha consistido el experimento?
Pues en un juego de dados. No, no. No es un farol. Efectivamente, el experimento se ha realizado pidiendo a los participantes que lanzasen unos dados y dijesen en voz alta la cifra que habían obtenido, sin que nadie más que ellos supiese cuál había sido el resultado. Cuanto más alto fuera el número, mayor sería la cuantía monetaria que recibirían. Realizaron la primera mitad de la prueba en su lengua materna (español, coreano, inglés y hebreo). La segunda en inglés. En resumen, cuando tuvieron que hacerlo en su lengua se llevaron a casa mucho más dinero que cuando les tocó en inglés. Por estadística, los resultados obtenidos tendrían que haber sido muy similares entre las dos lenguas.
sí que ya sabes, si mientes más que hablas, ¡no salgas de tu país este verano!