Tengo un amigo que sabe inglés…
La asignatura pendiente de la mayoría de los españoles son los idiomas. En concreto, el inglés. Por alguna extraña razón, a los españoles, en general, se nos atragantan los idiomas. Quizás se deba al hecho de que nos suele dar vergüenza hablar en una lengua distinta a la nuestra. Aunque por supuesto que hay excepciones. Por eso, nos sorprendemos tanto cuando escuchamos noticias de gente —en concreto, de niños— que son capaces de hablar cuatro, cinco, seis y hasta siete idiomas distintos. Es el caso de Bella Devyatkina, una niña rusa de apenas cinco años que ya domina siete idiomas. Sí, has leído bien. ¡Siete! La pequeña demostró en un programa de la televisión rusa que es capaz de hablar inglés, francés, español, alemán, chino y árabe, aparte de su idioma materno, el ruso. ¿Pero cómo lo ha logrado? Sin duda gracias a que sus padres de pequeña la hablaban tanto en ruso como en inglés y gracias a las clases particulares que recibe y a las actividades que practica en otros idiomas. (Haz clic aquí para saber más de esta noticia).
Los traductores pueden haber adquirido las lenguas extranjeras durante la infancia o incluso tener más de una lengua materna, pero también hay muchos que las han aprendido a base de estudiar gramática y listas de vocabulario y asistir a clases de conversación. Fuera como fuese, los idiomas son un aspecto muy importante para poder traducir, pero no son la única cualidad necesaria. Sí es cierto que son una base muy importante y que es necesario tener un nivel alto en nuestras lenguas de trabajo, pero es igual de importante la formación que reciben para llegar a serlo. ¿O te fiarías de un médico que ha leído algo sobre medicina, pero que no ha estudiado una carrera?
Probablemente una de las frases más comunes en traducción
Si eres traductor seguro que te suena la frase: «Tengo un amigo que estuvo viviendo en Londres que sabe inglés y que me lo podría traducir».
La triste realidad es que se sigue escuchando con bastante frecuencia. Para traducir, no basta con ser bilingüe, no basta con saber otro idioma. Si así fuera, no existiría el grado en Traducción e Interpretación. No existirían los traductores jurados y cualquiera podría traducir. Tener una buena formación teórica y práctica es fundamental. Al igual que saber conducir no te convierte en profesor de autoescuela, saber un idioma no te convierte en traductor.