La globalización está a la orden del día. Actualmente podemos enterarnos fácilmente de lo que ocurre en la otra punta del mundo sin levantarnos del sofá de casa. También afecta a la traducción e interpretación. Esto es así fundamentalmente gracias a Internet y, en definitiva, a la tecnología, que rompe barreras allá por donde pisa. ¡Qué bien! ¡Podemos estar en contacto con la Conchinchina! Sí, pero aunque las distancias se acorten, la barrera del idioma sigue existiendo. Es más: sigue suponiendo un impedimento.
Este inconveniente no solo lo sufren los distintos usuarios a diario, sino también las grandes empresas con ansias de expansión. Para ellas, el acercamiento entre las distintas partes del mundo es una tentación irresistible, una oportunidad fantástica para aumentar su clientela. Pero se preguntan: «¿cómo puedo llegar al público meta si no conozco su lengua?». «Con una persona capacitada para la traducción e interpretación » es la respuesta.
Traducción e interpretación relacionados con internet
Hoy en día, casi cualquier negocio que se precie tiene una página web con la que se da a conocer y vende. Si el empresario quiere internacionalizar su empresa, tendrá que traducir la web para que los extranjeros la entiendan. La situación es idéntica con los libros de cualquier tipo (novelas, ensayos, investigaciones, revistas…). Si uno pretende que lean su libro más allá de las fronteras, habrá que traducirlo.
Con los documentos audiovisuales, tres cuartos de lo mismo: habrá que subtitularlos o doblarlos con la ayuda de un traductor para que lleguen a su público objetivo. No podía ser menos en el caso de las instrucciones, los prospectos o los documentos jurídicos, por ejemplo. Siempre que el idioma cambie entre el público origen y el de destino, para trasladar cualquier tipo de texto, sea oral o escrito, el traductor es un requisito. Los avances tecnológicos van de la mano de la labor del traductor.
Y aun así habrá todavía quien diga: «bueno, yo con un traductor automático me apaño». Pues bien, si quieren un trabajo de buena calidad, encárguenselo a un profesional. Ya hemos dicho repetidas veces que para hacer una buena traducción no se puede traducir palabra por palabra y listo. Hay que tener también en cuenta una gran variedad de factores, como el contexto concreto que determinará el sentido del texto, las culturas implicadas y un largo etcétera. Pero, dejando aparte este tema y el hecho de que, a día de hoy, los traductores automáticos no han conseguido ponerse a la altura de los humanos, ¿consideran de verdad que se puede prescindir del traductor profesional?
Traductores automáticos
Los traductores automáticos tienen limitaciones considerables, pues trabajan con bases de datos que contemplan sota, caballo, rey y poco más. Pero, si creen que tienen razón los que dicen que la tecnología amenaza el trabajo del futuro, plantéense lo siguiente. ¿Quién determinará en el futuro cómo han de trabajar los traductores automáticos, si no los traductores de verdad? ¿Quién, si no ellos, los harán mejorar? Las máquinas, en general, pueden ser a menudo de gran ayuda, pero no hacen otra cosa que obedecer órdenes humanas previamente programadas. Señoras, señores, la traducción e interpretación es un sector en auge.